miércoles, 25 de febrero de 2009



El error que tira abajo la tesis del libro, es tan grande como increíble. Toda la base "histórica" de Brown descansa sobre una fecha: el concilio de Nicea del año 325.

Según su tesis, antes de esta fecha, el cristianismo era un movimiento muy abierto, que aceptaba "lo divino femenino", que no veía a Jesús como Dios, que escribía muchos evangelios.

En este año, de repente, el emperador Constantino, un adorador del culto -masculino- al Sol Invicto se apoderó del cristianismo, desterró a "la diosa", convirtió al profeta Jesús en un héroe-dios solar y montó una redada a la manera stalinista para hacer desaparecer los evangelios que no le gustaban.

¿Pero esto es históricamente cierto? ¿Pudo Constantino haber inventado el cristianismo?

No.

Para cualquier lector con algo de cultura histórica esta hipótesis resulta absurda por al menos dos razones:

1. Tenemos textos que demuestran que el cristianismo antes del 325 no era como dice la novela y que los textos gnósticos eran tan ajenos a los cristianos como lo son actualmente las publicaciones "new age": parasitarios y externos.

2. Incluso si Constantino hubiese querido cambiar así la fe de millones ¿cómo habría podido hacerlo en un concilio sin que se diesen cuenta no sólo millones de cristianos sino centenares de obispos? Muchos de los obispos de Nicea eran veteranos supervivientes de las persecuciones de Diocleciano, y llevaban sobre su cuerpo las marcas de la prisión, la tortura o los trabajos forzados por mantener su fe. ¿Iban a dejar que un emperador cambiase su fe? ¿Acaso no era esa la causa de las persecuciones desde Nerón: la resistencia cristiana a ser asimilados como un culto más?

De hecho, si el cristianismo antes del 325 hubiese sido tal como lo describen los personajes de Brown y muchos neognósticos actuales nunca habría padecido persecución ya que habría encajado perfectamente con tantas otras opciones paganas. El cristianismo fue siempre perseguido por no aceptar las imposiciones religiosas del poder político y proclamar que sólo Cristo es Dios, con el Padre y el Espíritu Santo.

Fecha de inicio del Priorato de Sión.
El Priorato de Sión realmente existe, es una asociación francesa registrada desde 1956, posiblemente originada tras la II Guerra Mundial, aunque clamen ser herederos de masones, templarios, egipcios, etc. No es creíble la lista de Grandes Maestres que da la novela: Leonardo Da Vinci, Isaac Newton, Victor Hugo.

El Papa Clemente V eliminó a los templarios.
Falso. El Papa Clemente V no eliminó a los templarios en un plan maquiavélico ni echó sus cenizas al Tíber: el Tíber está en Roma y Clemente V no, porque fue el primer papa en Avignon. Toda la iniciativa contra los templarios fue del rey francés, Felipe el Hermoso. Masones, nazis y ahora los neognósticos quieren ser herederos de los templarios.

Leonardo recibió muchos encargos de la Iglesia y "cientos de lucrativas comisiones vaticanas".
Falso. En realidad Leonardo pasó poco tiempo en Roma y apenas le mandaron algún encargo.

Los discos solares egipcios se convirtieron en halos de santos católicos.
Falso. El arte cristiano tiene que expresar conceptos bíblicos, como las caras luminosas de Moisés (en el Sinaí) y Jesús (en la Transfiguración).

Para ello usan un recurso común, los halos o nimbos que ya usaba el arte griego y el romano. Los emperadores romanos, por ejemplo, aparecen en las monedas con cabezas radiantes.

Los pictogramas de Isis amamantando a su milagroso bebé Horus fueron el modelo para las imágenes de la Virgen María con el Niño Jesús.
Falso. La imagen de una madre amamantando es común a egipcios, romanos, aztecas o cualquier otra cultura que represente la maternidad. Isis, en los primeros siglos de nuestra era, ya no era una diosa popular de la agricultura egipcia, sino un culto mistérico de tipo iniciático para élites greco-romanas, culto que, por cierto, no incluía rituales sexuales que tanto gustan al autor. Los artistas cristianos, a la hora de representar a María con Jesús (una madre con un niño), usaron los modelos artísticos de la sociedad en la que estaban.

La mitra, el altar, la doxología y la comunión, el acto de comer a Dios, fueron tomados directamente de religiones mistéricas paganas anteriores.
Falso. La mitra de los obispos difícilmente puede estar inspirada en religiones mistéricas antiguas: no aparece en Occidente hasta mediados del s. X y en Oriente no se usa hasta la caída de Constantinopla en 1453.

El altar es -como el cristianismo mismo- de origen judío, no pagano. Hay 300 referencias a altares en el Antiguo Testamento. El altar de los sacrificios del Templo de Jerusalén es el punto de referencia del judaísmo antiguo y del simbolismo cristiano. Nada que ver con cultos paganos.

La Doxología (doxa=gloria; logos=palabra) no es más que la oración del Gloria: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres; te alabamos, te bendecimos, te adoramos." usa lenguaje puramente cristiano, con conceptos trinitarios y utilizando continuamente pasajes del Nuevo Testamento. Nada que ver con cultos mistéricos paganos.

La comunión y "comer a Dios": parece ser que en los niveles superiores del culto a Mithras existía una comida sagrada de pan y agua o pan y vino.
Falso. No hay datos que indiquen que los mitraístas consideraran que en esa comida "comían un dios" ni nada similar.

De nuevo, el origen de bendecir y compartir el pan es judío, como explica con detalle Jean Danielou en su estudio La Biblia y la liturgia. Parece que Jesús instituyó la Eucaristía cristiana durante una chabourá, una comida sagrada judía. No hay relación con cultos mistéricos paganos.

El domingo, día sagrado cristiano, fue robado a los paganos.
Falso. Desde el principio, los cristianos vieron el día después del sabbath, es decir, el día primero de cada semana, como el más importante, día de su reunión. Ya lo hacían en época de San Pablo (ver Hechos 20,7: "y en el primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan.", o 1 Cor 16,2, cuando Pablo pide reunir las colectas y diezmos el primer día de la semana). Danielou, en La Biblia y la Liturgia, dedica todo su capítulo 16 a hablar de "El octavo día", con citas de Ignacio de Antioquía, de la Epístola de Barnabás, de la Didajé, todos autores de finales del.s.I y principios del s.II Todos hablan del "dies domenica" (día del Señor). San Justino, hacia el 150 d.C es el primer cristiano en usar el nombre latino de Día del Sol para referirse al primer día de la semana.

Ya en el concilio de obispos hispanos de Elvira, en el 303 d.C se proclamó: "si alguien en la ciudad no viene a la iglesia tres domingos seguidos será excomulgado un tiempo corto, para que se corrija". Sólo 20 años después, en 321, Constantino declara oficialmente el domingo como día de descanso y abstención del trabajo. O sea, que el domingo es un "invento" cristiano, que posteriormente adoptó la sociedad civil, y no una fiesta pagana robada por cristianos, justo lo contrario de lo que dice la novela de Brown.

Durante trescientos años la Iglesia quemó en la estaca la asombrosa cifra de cinco millones de mujeres.
Falso. Esta es una cifra repetida en la literatura neopagana, wicca, new age y feminista radical, aunque en otras webs y textos de brujería actual se habla de 9 millones. Los neopaganos necesitan una "shoah" propia.

Cuando acudimos a historiadores serios, se calcula que entre 1400 y 1800 se ejecutaron en Europa entre 30.000 y 80.000 personas por brujería. No todas fueron quemadas. No todas eran mujeres. Y la mayoría no murieron a manos de oficiales de la Iglesia, ni siquiera de católicos. La mayoría de víctimas fue en Alemania, coincidiendo con las guerras campesinas y protestantes del s. XVI y XVII. Cuando una región cambiaba de denominación, abundaban las acusaciones de brujería y la histeria colectiva. Los tribunales civiles, locales y municipales eran especialmente entusiastas, sobre todo en las zonas calvinistas y luteranas. De todas formas, la brujería ha sido perseguida y castigada con la muerte por egipcios, griego, romanos, vikingos, etc... El paganismo siempre mató brujos y brujas. La idea del neopaganismo feminista de que la brujería era una religión feminista precristiana no tiene base histórica.

Mona Lisa representa un ser andrógino, propio de la religión de la diosa.
Falso. Representa a Madonna Lisa, esposa de Francesco di Bartolomeo del Giocondo. Mona Lisa no es un anagrama de los dioses egipcios Amón e Isa (Isis).

En el cuadro de La Última Cena de Leonardo, no aparece el cáliz y el que siempre se creyó que era el joven y guapo San Juan, en realidad es María Magdalena, que ella es el Grial.
Falso. En La Última Cena de Leonardo, no aparece el cáliz y aparece el joven y guapo San Juan, el discípulo amado. La novela dice que el joven guapo en realidad es María Magdalena, que ella es el Grial. La verdad es que no sale el cáliz porque el cuadro está describiendo la Última Cena tal como sale en el Evangelio de San Juan, sin institución de la Eucaristía, más concretamente cuando Jesús avisa "uno de vosotros me traicionará" (Juan 13,21).

La larga nave central y hueca de una catedral es un tributo secreto al vientre femenino, con las nervaduras como pliegues sexuales, etc.
Falso. Las catedrales las encargaron los obispos y sus canónigos, no los templarios. El modelo de las catedrales era la iglesia del Santo Sepulcro o bien las antiguas basílicas romanas, edificios rectangulares de uso civil.
Brown se equivoca con esto, al tomar esta información del libro de pseudohistoria “The Templar Revelation”, donde se afirma que los templarios crearon las catedrales.

En el libro, la heroína, Sophie Neveu, usa el cuadro de Leonardo “La Madonna de las Rocas” como un escudo y lo aprieta tanto a su cuerpo que se dobla.
¡Asombroso! Ese cuadro se trata de una pintura sobre madera, no sobre lienzo, y de casi dos metros de alto.

En la novela presentan a Leonardo como un homosexual ostentoso.
Falso. En realidad, aunque en su juventud fue acusado de sodomía, su orientación sexual no está del todo clara ni hay registros serios que afirmen una u otra cosa. Mucho menos, que fuera ostentoso o militante. Esta conducta sería más propia de fines del siglo XX e inicios del XXI. Sería ridícula en una época con reglas sociales mucho más estrictas, como el Renacimiento.

El planeta Venus se mueve dibujando un pentagrama, el llamado "pentagrama de Ishtar", simbolizando a la diosa (Ishtar es Astarté o Afrodita).
Falso. Al contrario de lo que dice el libro, la figura no es perfecta y no tiene nada que ver con las Olimpiadas. Las Olimpiadas se celebraban cada cuatro años y en honor de Zeus, nada que ver con los ciclos de Venus ni con la diosa Afrodita.

Los cinco anillos de las olimpiadas son un símbolo secreto de la diosa.
Falso. La realidad es que cuando se diseñaron las primeras olimpiadas modernas el plan era empezar con uno e ir añadiendo un anillo en cada edición, pero se quedaron en cinco.

El tetragramaton YHWH, el nombre de Dios en letras hebreas, viene de "Jehová, una unión física andrógina entre el masculino Jah y el nombre pre-hebreo de Eva, Havah".
Falso. Al parecer, nadie ha explicado a Brown que YHWH (que hoy sabemos que se pronuncia Yahvé) empezó a pronunciarse "Jehová" en la Edad Media al interpolarse entre las consonantes las vocales de "Adonai".

También al dios hindú Krishna, recién nacido, se le ofreció oro, incienso y mirra.
Falso. Esta afirmación de Brown está extraída, al parecer, del libro de pseudohistoria The World's Sixteen Crucified Saviours, [Los 16 salvadores del mundo crucificados] escrito por Kersey Graves en 1875 y denostado incluso por ateos y agnósticos, aunque muy popular y copiado en Internet.

Graves no da nunca documentación de sus afirmaciones.

Ésta del oro, incienso y mirra parece simplemente un invento. En la literatura hindú no sale por ningún sitio. El Bhagavad-Gita (s.I d.C.) no menciona la infancia de Krishna. En las historias sobre el Krishna niño del Harivamsa Purana (c.300 d.C) y el Bhagavata Purana (c.800-900.dC.) tampoco aparecen regalos.

El dios Mithras, nacido en 25 de diciembre como Osiris, Adonis y Dionisos, con los títulos "Hijo de Dios" y "Luz del Mundo", enterrado en roca y resucitado 3 días después, inspiraron muchos elementos del culto cristiano.
Falso. En realidad, la fiesta pagana del 25 de diciembre en Roma la inventó el emperador Aurelio en 274, muchos años después de que los cristianos latinos celebrasen el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Cristo.

Aunque en la novela hablen de Mithras como un dios "muerto, enterrado en roca y resucitado tres días después", esta afirmación no sale recogida en ningún texto ni tradición antigua sobre Mithras.
Al parecer es otro de los préstamos tomados del panfleto del siglo XIX de Kersey Graves, en concreto del capítulo 19 de The World's Sixteen Crucified Saviours.
Por supuesto, Graves no da documentación.

Las cartas del tarot enseñan doctrina de la diosa.
Falso. Las cartas del tarot no enseñan doctrina de ninguna diosa; se inventaron para juegos de azar en el s.XV y no adquirieron asociaciones esotéricas hasta finales del s.XVIII. La idea de que los diamantes de la baraja francesa representan pentáculos es un invento del ocultista británico A.E. Waite. ¿Qué dirán los esotéricos de la baraja española con sus copas -símbolos sexuales femeninos- y sus espadas -símbolos fálicos, quizá como los garrotes.-?

Tesis 1: El Jesucristo gnóstico del Código Da Vinci
Según Dan Brown, la figura de Jesucristo y de la religión que él fundó, se enmarca en esta tesis, cuyo libro “trae a la luz”:

1. Jesucristo no era Dios. En realidad, fue convertido en Dios –por votación ganada por estrecho margen– en el Concilio de Nicea, el año 325.
2. Antes de esa fecha ningún seguidor de Jesús creía que él era más que un profeta mortal y un gran hombre.
3. El motivo por el que el Concilio de Nicea votó la divinidad de Cristo fue político –movido por Constantino (por lo cual, éste es el verdadero fundador del cristianismo)– con el propósito de solidificar el poder de la Iglesia católica (que Dan Brown llama “el Vaticano” creyendo que así era conocida en aquel entonces; debe pensar que es el nombre oficial y no el de la colina donde está edificada la basílica de San Pedro, dando nombre cuanto más a la curia vaticana).
4. De aquí se sigue que Jesucristo no es necesario para la salvación de nadie.

Si esto quiere decir “ser cristiano de una manera no tradicional” entonces Dan Brown nos ha enseñado algo realmente nuevo; ni Jesucristo lo sabía.

Ni el Concilio de Nicea tuvo por objeto decidir sobre la divinidad de Cristo (aunque se condeno en él a Arrio que rebajaba a Cristo como criatura humana), ni tuvo que ver Constantino en sus decisiones dogmáticas (de las que mucho no entendía en ese entonces; es más, hasta su muerte Constantino vaciló por las influencias arrianas de algunos de sus consejeros), ni es verdad que antes de Nicea los seguidores de Jesús no hubiesen sostenido su divinidad.

Basta mirar los documentos antiguos: ahí están los escritos de Ignacio de Antioquia (†117), Justino (†165), Meliton de Sardes (†190), Ireneo (†200), Clemente de Alejandría (†215), etc., además de los escritos del Nuevo Testamento con toda la critica bíblica que avala su autenticidad e historicidad. Pero, ¿le interesa esto a Dan Brown?

Tesis 2: La invención del cristianismo por parte de Constantino.
"Constantino y sus sucesores masculinos convirtieron con éxito el mundo desde el paganismo matriarcal hasta la Cristiandad patriarcal mediante una campaña de propaganda que demonizó lo sagrado femenino, eliminando a la diosa de la religión moderna." Como consecuencia, "la Madre Tierra se ha convertido en un mundo de hombres, y los dioses de la destrucción y la guerra se toman su tributo. El ego masculino ha pasado dos milenios sin equilibrarse con su balanza femenina. una situación inestable marcada por guerras alimentadas con testosterona, una plétora de sociedades misóginas y una creciente falta de respeto por la Madre Tierra"

Según Brown, esto se habría evitado de seguir el "cristianismo" gnóstico, algunos de cuyos grupos y tendencias consideraban lo divino como masculofemenino, relaciones armónicas de puestos (ying-yang), o incluso andrógino. Jesús -según los gnósticos del s. II y los newagers feministas del s. XX- necesita un opuesto femenino que le complete; su consorte sería María Magdalena. Y unos documentos que lo avalen: los evangelios apócrifos, textos gnósticos imaginativos sin base histórica.

Falso, como veremos: Mientras que los evangelios canónicos son del s. I, ningún texto gnóstico es anterior al s. II. Muchos son del s. III, IV o V. A mediados del s. II la Iglesia ya tenía claro que los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan eran los inspirados por el Espíritu Santo, y sólo dudaba en el canon de un par o tres de textos. Es falsa la idea de la novela de que en el 325, con Constantino, de entre "más de 80 evangelios considerados para el Nuevo Testamento", sólo se eligieron cuatro: estos cuatro ya hacía 200 años que estaban seleccionados, como leemos en los textos de Justino Mártir (150 d.C) y de San Ireneo.

Es, en realidad, una agresiva tergiversación de la verdad e historia cristianas.
Como dicen los autores de “El fraude Da Vinci” citando a Hitchcock: “El Código Da Vinci no es simplemente otra ‘revisión’ progresista. Es nada menos que el reclamo de que el Cristianismo ha sido un fraude deliberado casi desde el principio, de que la historia de Jesús fue suprimida, y de que sólo ahora estamos aprendiendo por fin la verdad de todo esto” (p. 38).

1.. Jesús no es Dios: ningún cristiano pensaba que Jesús es Dios hasta que el emperador Constantino lo deificó en el concilio de Nicea del 325.

2.. Jesús tuvo como compañera sexual a María Magdalena; sus hijos, portadores de su sangre, son el Santo Grial (sangre de rey = sang real = Santo Grial), fundadores de la dinastía Merovingia en Francia (y antepasados de la protagonista de la novela).

3.. Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris); los primeros seguidores de Jesús adoraban "el sagrado femenino"; esta adoración a lo femenino está oculta en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales secretos más.

4.. La malvada Iglesia Católica inventada por Constantino en el 325 persiguió a los tolerantes y pacíficos adoradores de lo femenino, matando millones de brujas en la Edad Media y el Renacimiento, destruyendo todos los evangelios gnósticos que no les gustaban y dejando sólo los cuatro evangelios que les convenían bien retocados. En la novela el maquiavélico Opus Dei trata de impedir que los héroes saquen a la luz el secreto: que el Grial son los hijos de Jesús y la Magdalena y que el primer dios de los "cristianos" gnósticos era femenino.

Pero ¿los antiguos cristianos –antes de Nicea- creían que Jesús era Dios?

En la novela, el personaje del historiador inglés Teabing afirma que en Nicea se estableció que Jesús era "el Hijo de Dios".

Un repaso a los evangelios canónicos, escritos casi 250 años antes de Nicea, muestra unas 40 menciones a Jesús como Hijo de Dios. Brown lo que está haciendo es copiar de uno de los libros pseudohistóricos que más ha plagiado para hacer su best-seller, Holy Blood,Holy Grial, en el que se afirma que "en Nicea se decidió por voto que Jesús era un dios, no un profeta mortal".

La verdad es otra. Los cristianos siempre han pensado que Jesús es Dios y así figura en los evangelios y en escritos cristianos muy anteriores a Nicea. Por ejemplo, y para disgusto de mormones, Testigos de Jehová o musulmanes (tres credos actuales que niegan que Jesús era Dios) podemos leer cómo Tomás dice al ver a Jesús resucitado:

[Juan 20,28] Ho Kurios mou ho Theos mou (Mi Señor y mi Dios)

O en Romanos 9,5; carta dictada por San Pablo a Tercio en casa de Gayo, en Corinto, en el invierno del 57 al 58 d.C:

"de ellos [los judíos] son los patriarcas, y como hombre ha surgido de ellos el Cristo, que es Dios, y está por encima de todo".

O en Tito 2,13:

"esperamos que se manifieste la gloria del gran Dios y salvador nuestro Jesucristo".

O en 2Pedro1,1:

"Simón Pedro, sirviente y apóstol de Jesucristo, a aquellos que por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo han recibido una fe tan preciosa como la nuestra".

Y saliendo de los evangelios tenemos los textos de algunos Padres de la Iglesia muy anteriores a Nicea:

"Pues nuestro Dios, Jesucristo, fue según el designio de Dios, concebido en el vientre de María, de la estirpe de David, pero por el Espíritu Santo" [Carta a los efesios de San Ignacio de Antioquía, c.35-c.107 d.C].

"Si hubieses entendido lo escrito por los profetas, no habrías negado que Él [Jesús] era Dios, Hijo del único, inengendrado, insuperable Dios" [Diálogo con Trifón, San Justino Mártir, c.100-c.165 d.C].

"Él [Jesucristo] es el santo Señor, el Maravilloso, el Consejero, el Hermoso en apariencia, y el Poderoso Dios, viniendo sobre las nubes como juez de todos los hombres" [Contra los herejes, libro 3, San Ireneo de Lyon, c. 130 -200 d.C].

"Sólo Él [Jesús] es tanto Dios como Hombre, y la fuente de todas nuestras cosas buenas" [Exhortación a los griegos, de San Clemente de Alejandría, 190 d.C].

"Sólo Dios está sin pecado. El único hombre sin pecado es Cristo, porque Cristo también es Dios" [El alma 41:3, por Tertuliano, año 210 d.C].

"Aunque [el Hijo] era Dios, tomó carne; y habiendo sido hecho hombre, permaneció como era: Dios" [Las doctrinas fundamentales 1:0:4; por Orígenes, c.185-c.254 d.C.].

Estas citas -y muchas otras- demuestran que los cristianos tenían clara la divinidad de Cristo mucho antes de Nicea. De hecho, en Nicea el debate era sobre las enseñanzas de Arrio, un sacerdote herético de Alejandría que desde el 319 enseñaba que Jesús no era Dios, sino un dios menor. De unos 250 obispos, sólo dos votaron a favor de la postura de Arrio, mientras que el resto afirmaron lo que hoy se recita en el Credo, que el Hijo de Dios fue engendrado, no creado y que es de la misma naturaleza (substancia, homoousios) que el Padre, es decir, que Dios Hijo es Dios, igual que Dios Padre también es Dios, un mismo Dios pero distintas Personas. Pese a esta unanimidad de los padres conciliares, el historiador Teabing en la novela dice que Cristo fue "designado Dios" ¡por un estrecho margen de votos!

“El Código Da Vinci” tiene una religión y ésta es el gnosticismo.

En el libro podemos encontrar numerosos temas gnósticos: la sospecha de la tradición, desconfianza en la autoridad, disgusto por el dogma y por los juicios objetivos de la fe, el enfrentamiento del individuo contra lo institucional, así como la promesa del conocimiento secreto (pp. 46-47).

El gnosticismo es hoy –como lo fue desde un comienzo– (para usar las palabras de Carl A. Raschke, citado en “El fraude...”, p. 47): “una religión de rebelión contra la religión convencional”. Por “gnósticos” y gnosticismo” los primeros Padres de la Iglesia no designaban tanto un sistema definido –de hecho entre los gnósticos de los primeros siglos hay notables discrepancias y contradicciones– cuanto el o los sistemas que se salen de las fronteras de la Ortodoxia (tomando por esta última la doctrina transmitida por los Apóstoles y sus ulteriores desarrollos homogéneos); el gnosticismo siempre se ha caracterizado por ser una ruptura en el desarrollo dogmático (como vemos en todas las herejías), o bien una incorporación de elementos espurios de la fe, o ambas cosas.

“El Código Da Vinci” se hace eco –asumiéndolas plenamente– de afirmaciones gnósticas sobre la Iglesia, sobre Cristo, sobre la “sacralidad femenina”. Dan Brown a través de sus personajes sostiene con todo convencimiento que fue el emperador Constantino y sus sucesores quienes inventaron, por razones políticas, la “divinidad” de Cristo y quienes convirtieron el mundo del paganismo matriarcal al Cristianismo patriarcal empleando “una campaña de propaganda que demonizó la sacralidad femenina” destruyendo la adoración de las diosas y asegurándose que la religión moderna fuera de orientación masculina (cf. “El Código Da Vinci”, ed, inglesa, p.124).
En la visión de Dan Brown –como la de muchos gnósticos– la divinidad es un realidad androgina, o sea masculino-femenina, un “Poder bisexual”. En esto “El Código Da Vinci” coincide y también depende de algunas fuentes concretas como los libros de Margaret Starbird, “La mujer con el frasco de alabastro” (“The Woman with the Alabaster Jar”) y “Las diosas en los evangelios” (“The Goddess in the Gospels”), citados por el mismo Dan Brown. Eco de esto se puede ver en afirmaciones como, por ejemplo, que el retrato de la Mona Lisa (La Gioconda) no es ni varón ni mujer (Brown propone incluso que es Leonardo vestido de mujer), o de que Jesús al fundar (?) su religión lo hizo casándose con María Magdalena, etc.
Sin embargo, el moderno gnosticismo tienes ciertas incoherencias respecto del antiguo (lo cual no es ajeno al sistema mismo del gnosticismo). El neo-gnosticismo tiene una de sus mas fuertes manifestaciones en el “feminismo radical”, que busca reivindicar los antiguos escritos gnósticos (por ejemplo, los Evangelios gnósticos como el de Tomás, el de Juan, etc.) como si éstas fuesen las fuentes donde se conservó la “verdad” de Jesucristo que no alcanzó a ser tergiversada por obra de Constantino; según sus defensores, en tales escritos habría quedado sentado el “feminismo” del movimiento fundado por Jesús (quien habría pensado, siempre según estos autores, en la Magdalena como la futura cabeza de su iglesia y no en Pedro, quien luego habría desbancado a la Magdalena fundando el mito Petrino). Esta idea comenzó en realidad en 1896 con el escrito conocido como “Pistis Sophia” o “Los libros del Salvador”(The Books of the Savior), popularizándose con los descubrimientos de algunos textos gnósticos en Nag Hammadi, Egipto, en 1945. Sin embargo, el gnosticismo tradicional no fue pro-femenino sino que despreció lo femenino; estos autores –Dan Brown y sus fuentes– toman del gnosticismo lo anticristiano pero reinterpretando la misoginia del gnosticismo tradicional a la luz del feminismo radical moderno. Esta reinterpretación, en la ideología del gnosticismo, es válida, como es válido cambiar “la verdad” y “los hechos históricos” según los intereses prefijados.
Dos fuentes que aportan gran parte de la savia gnóstica del “El Código Da Vinci” son “La revelación templaria: Guardianes secretos de la verdadera identidad de Cristo” y “Santa Sangre, Santo Grial” . Estos libros y otros de análogo tenor han contribuido a poner –para muchos cristianos– los evangelios gnósticos al mismo nivel de los cuatro evangelios de la Biblia cristiana (o incluso a un nivel superior). No importa que tales obras (evangelios gnósticos) hayan sido escritas varias décadas e incluso algunos siglos mas tarde que los evangelios canónicos, o que hayan surgido en ambientes heréticos y que hayan sido combatidos desde los primeros siglos por los Padres de la Iglesia (como San Ireneo); tampoco importa, para los cristianos superficiales, que el canon de los evangelios recibidos por la Iglesia esté ya reconocido por los primeros escritores eclesiásticos como Justino Mártir (en torno al 150), Tertuliano, Ireneo, etc. Ni importa que los evangelios canónicos ya sean reconocidos como tales más de 150 años antes del Concilio de Nicea y de Constantino…; estos autores igualmente valoran cualquier hipótesis aventurera, tenga algún viso de veracidad o ninguno (como es nuestro caso); es una cuestión de ideología.

Newman ha dejado escrito que “entrar profundamente en la historia equivale a abandonar el Protestantismo”. Con mayor razón puede aplicarse este juicio a otros errores más graves como los transmitidos por los escritos neo-gnósticos. El problema está en que para entrar profundamente en la Historia hay que tener amor por la verdad y gusto por la seriedad. Quienes pretendan formar sus mentes con una cultura “fast-food” esperando que los conocimientos no exijan más trabajo que el que lleva comprar y comer una hamburguesa y una bolsa de papas fritas, nunca abandonará sus errores, aunque tampoco podrá pensar más seriamente de cuanto digiere.

El neo-gnosticismo también tiene otra característica y es el hecho de favorecer una de las vertientes dogmáticas del antiguo gnosticismo. Los primeros gnósticos –como puede leerse en el mismo Nuevo Testamento, especialmente en los escrito de San Juan– negaban los rasgos humanos de Jesucristo (docetismo), haciendo de éste un eón de la divinidad encarnado solo de modo aparente; comienza de este modo la separación entre “el Cristo” y “Jesús”: Cristo sería el eón divino que sólo temporalmente habita en el Jesús humano (de hecho sin verdadera encarnación, pues para el gnosticismo la materia es mala) bajando a él durante su bautismo y abandonándolo en su Pasión (¡el escándalo de la Cruz!). Cristo, por tanto, es más que Jesús y no se reduce a él. Otra variante del gnosticismo hará de Cristo una criatura inferior al Padre aunque superior a los demás hombres (arrianismo). El neo-gnosticismo retoma ambas desviaciones: la más teológica enfatizando la distinción entre el Cristo y el Jesús histórico (Jesús es una manifestación más del Cristo junto a otras como Zaratustra, Mahoma, Buda etc.); el más vulgar reduciendo a Jesús a un plano puramente humano. “El Código Da Vinci” se hace eco de esta desfiguración: para Dan Brown (a través de sus personajes) Jesús no solamente no es Dios sino que nunca pretendió serlo y los primeros cristianos jamás pensaron ni predicaron la divinidad de Cristo (lo cual estaría consignado, según él, en los escritos gnósticos). Es recién Constantino, y el Concilio de Nicea hábilmente manejado por él, quienes “deciden” por votación la divinidad de Cristo.

Pero esta historia sobre Jesús se complementa con la de Magdalena (ver siguiente post)

El Código Da Vinci en su versión en inglés dedica 25 páginas (pp. 236-261) para hablar de María Magdalena: su identidad, su supuesta relación con Jesús (estaría casada con él y habría tenido al menos un hijo), su rol en la iglesia primitiva, etc. Como muy bien apuntan los autores de “El fraude Da Vinci”, para muchos cristianos (incluso católicos) éste es el primer encuentro con María Magdalena, lo que hace comprensible su perplejidad.

Las afirmaciones falsas sobre María Magdalena en “El Código Da Vinci” se pueden sintetizar en cuatro:

1. María Magdalena sería el famoso Santo Grial de las leyendas medievales; de ahí que la famosa búsqueda del Santo Grial no sea la búsqueda del Cáliz usado en la Ultima Cena de Jesús, sino la tumba de María Magdalena.

2. La Iglesia católica lanzó una campaña sucia contra María Magdalena desde tiempos muy tempranos, calumniando su nombre, etiquetándola de prostituta en orden a borrar toda evidencia de su poder; esta campaña ha incluido asesinatos y violencias y sigue en nuestros días.

3. Jesús y María Magdalena estaban casados; este “hecho” según “El Código Da Vinci” ha sido examinado en detalle y explorado interminablemente por historiadores (cf. “El Código Da Vinci” p. 245, p. 249). Por supuesto, no dice ni por quiénes, ni cuándo, ni dónde consta. Jesús y María Magdalena tuvieron hijos; después de la muerte de Jesús, María Magdalena huyó a Francia perseguida por la Iglesia Católica, o sea por Pedro.

4. María Magdalena fue el primer gran apóstol, habría sido de sangre real de la estirpe de Benjamín, etc.

Según Dan Brown, Jesús fue el primer feminista, por eso pensó en María Magdalena como la cabeza de su Iglesia para después de su muerte y no en Pedro. De esta manera se continuaban las costumbres religiosas matriarcales y el culto a las divinidades femeninas del antiguo paganismo. En esto Dan Brown se coloca en la línea de los modernos escritos esotéricos que reivindican la “divinidad” (femenina) de María Magdalena, en particular las novelas de Margaret Starbird y los demás libros citados más arriba.
Algunos medios de comunicación se han hecho eco de esta campaña pro-feminismo radical que quiere poner como modelo de reivindicación a la Magdalena. En diciembre de 2003 un artículo de Newsweek (titulado The Bible’s Lost Stories, “Las historias perdidas de la Biblia”) decía: “para los católicos, María Magdalena ha emergido como un modelo para las mujeres que quieren una presencia mayor en la Iglesia después de la ola de los escándalos por abusos sexuales” (“El fraude Da Vinci”, p. 77 y nota 7).

No vamos a desgastarnos aquí ¬–como sí lo hacen meritoriamente los autores de “El fraude Da Vinci”¬ refutando escriturística e históricamente todas las falsedades sobre la Magdalena y sobre la falsa campaña que la Iglesia habría hecho contra ella (María Magdalena es, de hecho una de las santas más populares y queridas de la Iglesia y, en contra de lo que cree Dan Brown o pretende hacernos creer, en los evangelios se le asignan actuaciones notabilísimas como lo demuestra el hecho de ser uno de los primeros testigos y anunciadores de la resurrección, así como es mencionada con más frecuencia que algunos de los apóstoles, como Judas Tadeo o Bartolomé). Estos autores desvarían mucho más de cuanto puede tolerarlo un estomago sano creando una María Magdalena gnóstica, altamente feminista, pagana, símbolo del culto por la “sacralidad femenina” presente en la literatura gnóstico-moderna (que reivindica, entre otras cosas, los cultos idolátricos del paganismo y el rol de las hechiceras y de las prostitutas sagradas de la antigüedad pagana). De hecho la identificación de María Magdalena con el Santo Grial o Cáliz de la ultima Cena responde a la idea esotérica de que el cáliz –como cavidad– es un símbolo sexual femenino, en contraposición al sexo masculino representado por algún elemento penetrante. En algunos ritos wiccas modernos se introduce un cuchillo en un cáliz como símbolo del acto sexual y de la divinidad masculino-femenina; así pueden leerse libros del estilo de “El Codigo Da Vinci” como “Cuando Dios era Mujer” (When God was a Woman) por Merlin Stone, o “El Cáliz y el Filo: nuestra historia, nuestro futuro” (The Chalice and the Blade: our history, our future) por Riane Eisler.

Todo esto está presente en el interés moderno por la religión wicca, las prácticas de la New Age, el neo-paganismo y el feminismo radical, acompañados de gran animosidad contra la Iglesia católica –percibida como “patriarcal”. Con mucho fruto puede leerse al respecto el libro de Philip G. Davis: “Diosas desenmascaradas: el resurgir de la espiritualidad feminista neo-pagana” . Como dice este autor, no se trata de inocentes divagues o novelas: “los libros de diosas, deberían ser vistos como profesiones de fe, y sus autores como evangelistas neo-paganos” (p.87).
Muchos de estos autores (fuentes de “El Código...”) sostienen que este papel que asignan a María Magdalena está afirmado en los evangelios gnósticos. Además de que, como ha hemos dicho, se trata de escritos ideológicos refutados como tales ya en los primeros siglos de la Iglesia, tampoco es tan así como afirman estos señores. En realidad no hay mas que un par de antiguos textos gnósticos que deben ser leídos con los lentes del feminismo radical y sacados fuera del contexto del pensamiento gnóstico antiguo, para poder interpretarlos de esta manera. Recuérdese que el antiguo gnosticismo despreciaba lo material –incluido el sexo– espiritualizándolo de manera indebida. El neo-gnosticismo, por el contrario, carnaliza lo que el antiguo desencarnaba. De todos modos esto importa muy poco a nuestros autores, para quienes vale todo cuanto sirva a su ideología y se permiten reinterpretar lo que sea necesario para llevar agua a su molino. Así, por ejemplo, resulta curioso que el feminismo radical esté en contra del “matrimonio institucional” (predica el sexo libre) pero hablan del matrimonio de Cristo y de María Magdalena cuando esto les conviene para rebajar la figura de Jesús.

Es también llamativo el disgusto que sienten hacia la Virgen María. “The Templar Revelation” la describe como “no-sexual y remota”; es percibida como débil, sumisa, dócil, como la encarnación de la subordinación. Así Mary Daly (lamentablemente una ex religiosa), feminista radical, describe a la Virgen María como una diosa “domesticada”, sexualmente violada (en su libro titulado sugestivamente “Gin-Ecología”: Gyn-Ecology ). Del mismo tenor Susan Haskins en “María Magdalena: mito y metáfora” (Mary Magdalen: Mith and Metaphor), pone a la Magdalena como el modelo “revisado” para la mujer actual. Por supuesto se trata de “su” Magdalena, repensada según sus deseos.

De todos modos, no se crea que estamos ante gente seria: son gente, en todo caso, con “problemas serios”. Los argumentos que manejan estos escritores tienen un toque de ridiculez, ya que la grosería en que están empapados no admite que los califiquemos de humorísticos. Margaret Starbird, en su libro “La mujer con el frasco de alabastro”, al elaborar sus blasfemas caricaturas del matrimonio entre María Magdalena y Jesucristo dice: “he obrado bajo la suposición de que donde hay humo tiene que haber fuego” (p. XXI; ...el problema es ¿quién hizo el fuego?), por tanto tiene que haber algo de verdad –razona– porque si no fuera así, ¿cómo podría entenderse que películas como Godspell, Jesucristo Superstar y la Última Tentación de Cristo, hablen de una íntima relación entre Jesús y María Magdalena?

Nuestra opinión:
Dan Brown es un necio.
Como todo necio, critica toda autoridad, pero confía ciegamente (¡y nos pide que hagamos lo mismo!) en su autoridad personal. Brown se ha embarcado, con este libro (y algunos anteriores), en un anticruzada contra la historia de la Iglesia, la historia humana y el sentido común.

El fondo de su argumento y la mayoría de sus juicios históricos o críticos representan una masa tan grande de errores y mentiras a las que hay que prestarle atención, como acertadamente James Hitchcock, porque “él influirá sobre muchas personas que nunca leen libros serios”, y por eso las falsedades que “El Código Da Vinci” contiene, con la complicidad de los medios de comunicación que se han puesto a su servicio , sembrarán dudas, confusiones y apostasías.

¿Por qué opinamos así? Justificaciones

Como ya dijimos, Dan Brown es uno de los más pintorescos casos de necedad: critica toda autoridad, especialmente a la Iglesia católica, pero él habla de todo, sin dudar jamás de sus propias afirmaciones y con una ignorancia (¿o malicia?) artística, histórica y teológica que pasma.

¿Cuáles son los problemas más serios de “El Código Da Vinci”. Los autores de “El fraude Da Vinci” los resumen en cinco (pp. 33-38):

1. Reclama ser históricamente preciso y basado en hechos, pero a menudo no lo es. Así la novela antepone una página titulada “Hechos” (Fact) que afirma: “Todas las descripciones de arte, arquitectura, documentos, y rituales secretos en esta novela son exactos (accurate)”. Es la primera mentira.
2. Repetidamente falsifica o desfigura personajes, lugares y eventos de la historia.
3. Promueve el feminismo radical del programa neo-gnóstico.
4. Desfigura incorrectamente e injustamente el Cristianismo y la fe tradicional cristiana sobre Dios, Jesús y la Biblia.
5. Propaga una actitud relativista e indiferente hacia la verdad y la religión.
Quisiera resaltar algunos de los temas más importantes de “El fraude Da Vinci” .

Otros…

Para ver su seriedad basta recorrer algunas de las afirmaciones del libro y podremos observar que esta plagado de falsedades sobre : Constantino, las religiones paganas, los Templarios , el Priorato de Sion , arte, la fe cristiana, la Iglesia católica (“el Vaticano”, como la llama), el Opus Dei, las Catedrales, la masonería, las olimpiadas griegas , las cartas del Tarot , la Inquisición, la caza de brujas , la New Age, los halos de los santos, la mitra de los Obispos, la fecha del nacimiento de Cristo, sobre Leonardo Da Vinci –tiene una supina ignorancia de su arte, carrera, trabajos , historia (no acierta ni al nombre, pues usa Da Vinci como si fuera su apellido, siendo no más que su pueblo de nacimiento; como si dijéramos “El Código Yapeyú” escribiendo una novela sobre José de San Martín, pensando que Yapeyú es su nombre de su familia), etc.

En El Código Da Vinci hay material de muchos tipos: new age, ocultismo, teorías conspiratorias, neopaganos, wiccas, astrología, préstamos orientales y amerindios. Pero el cóctel gnóstico-feminista es la base de la ensalada. Hay poca investigación verdadera sobre el Santo Grial, pero mucha sangría.

Así, se nos cita un texto que existe de verdad, el Evangelio de María Magdalena, una obra gnóstica tardía, escrita por autores de una secta gnóstica, desde fuera del cristianismo. En él, María besa en la boca a Jesús y eso causa la envidia de los apóstoles. Según Teabing, el historiador de la novela, "Jesús era el primer feminista. Pretendía que el futuro de su iglesia estuviese en manos de María Magdalena".

Lo que nadie cita es el versículo 114 del famoso texto gnóstico Evangelio de Tomás, donde Jesús dice que Él hará de María Magdalena "un espíritu viviente que se parezca a vosotros, varones. Porque cada mujer que se haga a sí misma varón entrará en el reino de los cielos". El gnosticismo antiguo es reciclado por antagonistas de la Iglesia actual, pero para ello han de rechazar algunas cosas del gnosticismo antiguo, que en realidad era machista, elitista, despreciaba el cuerpo y todo lo material y es difícil de vender como "el auténtico cristianismo".

Así, el entusiasmo del autor por los "ritos de fertilidad", que tanto admiran -y practican- los protagonistas, no tiene nada que ver con la fertilidad, obviamente, sino con el placer sexual. Es un signo de los tiempos, pero también una herencia gnóstica y cátara: engendrar, dar vida a nuevos cuerpos, es malo. ¡Justo lo contrario que en el cristianismo! Sexo sin concepción. Es de suponer que la próxima novela trate de clonación, es decir, de concepción sin sexo.